Público.es
La única manera de entender las razones que provocan el furor con que
el gobierno español, los medios de comunicación y tantos tertulianos de
toda laya defienden a Repsol no puede ser otra que comprobar el amplio
listado de ex autoridades del Estado, incluyendo actuales ministros, que
han estado en su nómina, las miles de páginas y horas de su publicidad
que financian a los medios y quién sabe qué otro tipo de influencias más
inconfensables e inconfesadas.
Defender la españolidad de Repsol es algo demasiado forzado y olvidar
que los que ahora lo hacen con tanto ímpetu fueron, en su gran mayoría,
los que promovieron y llevaron a cabo la privatización de empresas que
entonces sí que eran efectivamente españolas, no solo porque la
totalidad o la inmensa mayoría de su capital era español, lo que quizá
incluso sea lo de menos, sino porque la estrategia empresarial que
perseguían respondía a intereses nacionales y no globales que apenas si
repercuten en el progreso de España y en el bienestar de sus ciudadanos.
Desde que fue privatizada, Repsol tiene su cerebro y su alma puestos
en otros lugares e intereses y no se puede decir que haya sido España en
su conjunto quien se haya beneficiado de su actividad empresarial.
Utiliza paraísos fiscales para tratar de tener aquí la menor carga
fiscal posible, ha destruido empleo y a docenas de pequeñas y medianas
empresas española al someterlas a condiciones de pagos draconianas a
pesar de que cuenta con abundantes recursos financieros y liquidez
suficientes.
Es por ello una perversión inaudita que el gobierno y ex políticos en
su nómina salgan a defenderla y que no dijeran nada cuando Repsol
actuaba de esa manera lesiva para la economía nacional.....
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