Sin Permiso
“Los centinelas no estaban en sus puestos, en gran parte debido a la
fe ampliamente aceptada en la naturaleza autocorrectiva de los mercados y
en la capacidad de las entidades financieras para vigilarse a si mismas
con efectividad”, se afirma en las conclusiones del informe del
Congreso estadounidense sobre la crisis de Wall Street; subrayando
claramente el trasfondo ideológico neoliberal como principal causa de la
crisis financiera global, que podemos aplicar también a la de Bankia.
Pero en el caso de las Cajas de Ahorro hay que subrayar que el dinero en
juego era y es público. Por eso, tenemos que destacar ante todo la
responsabilidad de los gestores políticos o allegados a los partidos
mayoritarios.
Primero. Había que “salvar a los nuestros”, piensan
nuestros gobernantes. Para empezar, digamos que Bankia representa el
fracaso de las reformas financieras del gobierno actual (la de febrero
2012 era la “definitiva”) y de las anteriores, que no han logrado que la
banca sirva el crédito que necesita una economía que languidece y
genera paro. Y es que han tenido como objetivo básico ocultar la
corrupción sistémica y las responsabilidades de gestión de las
oligarquías políticas regionales, soporte de la élite política, que
impulsaron Cajas “engrandecidas” con la especulación inmobiliaria
alimentada por el dinero barato del exterior y los mecanismos bancarios
financieros. Más allá de la responsabilidad de los gobiernos que
pusieron las bases del desmadre financiero- inmobiliario.
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