viernes, 4 de mayo de 2012

Resolver la crisis a golpe de detención

Carles Camps Mundó
Mientras Tanto.
 
Cuando las actuales autoridades españolas y catalanas trabajan para imponer medidas restrictivas extraordinarias en nombre de la protección de la democracia, precisamente están haciendo todo lo contrario: desacreditarla. 
 
Nos están diciendo, lisa y llanamente, que todo lo que hemos votado los ciudadanos para otorgarnos derechos y deberes, con todas sus garantías, es insuficiente, y que es necesario restringir la libertad —¡oh, paradoja!— para protegerla. El discurso del miedo. Pero ¿quién tiene miedo realmente? Porque, ¿de qué libertad nos hablan sobre todo? ¿De la de mercado para continuar estafándonos y empobreciéndonos?
 
Contra todo aquello que, según nos quieren hacer creer los que se sientan en las poltronas del poder económico y político, es un atentado contra la libertad —la queja, la protesta, la resistencia y, en último extremo, la violencia—, sólo hay un remedio: más libertad, y la libertad no lo es sin justicia, sin igualdad —social y de género—, sin distribución equitativa, sin pleno empleo, sin protección social —educación, sanidad, vivienda, pensiones—, sin el respeto de las mayorías por las minorías —ideológicas, raciales, lingüísticas, de opción sexual—, sin una vida digna garantizada... En definitiva, la libertad no lo es si al menos los derechos constitucionales no son derechos de verdad y sólo se pueden disfrutar como privilegios que se obtienen con dinero....
 
 

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