sábado, 5 de mayo de 2012

Laicismo es libertad...

Vicenç Molina
Sin Permiso.

… y la libertad se construye con nuestras acciones y opciones cotidianas. No es un supuesto bien social, político o cultural instalado de forma definitiva en nuestras sociedades. Se construye mediante el pensamiento libre, la reflexión coherente, la afirmación contundente y nítida de nuestro derecho a una vida libre y digna, y mediante la acción pública. La acción política, en el sentido más genérico —o aristotélico, si así os parece— del término. Libertad para que los seres humanos podamos acceder a la realización de aquello que nos haga ser felices, sin obstaculizar ni impedir que los demás seres humanos también lo hagan. Queda claro, entonces, que esto de la libertad no es tan sólo un supuesto “negativo” de ausencia de coerción, sino que es, también, una aplicación “positiva” de nuestra capacidad para convertir en realizaciones factuales nuestros derechos. Y, para ello, es preciso que no existan condicionantes ni limitaciones apriorísticas, ni que algunos tengan —o crean tener— más derechos y menos deberes que otros.
 
El laicismo, entendido como la fundamentación de la absoluta libertad de conciencia para todos, que hace posible la ausencia de criterios que deban ser asumidos acríticamente como verdades finalistas, constituye un núcleo —creo que insustituible— para que, desde la libertad completa de conciencia, pueda llegarse a la libertad efectiva en nuestras vidas. Los planteamientos antisociales, destructores de las mínimas cotas de bienestar que tanto habían costado construir, propios de la versión más salvaje del capitalismo financiero contemporáneo, y la mentalidad restrictiva, anclada en los esquemas del más rancio conservadurismo clerical, propios de una de las peores derechas del mundo —la española, el Partido Popular— atacan frontalmente ese derecho. Atacan e intentan impedir el ejercicio de la libertad efectiva en nuestras vidas.....
 

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