Alfredo Serrano Mancilla, Sergio Martín Carrillo
El Telégrafo
La periferia europea, denominada como PIGS (Portugal, Italia, Grecia y
España) por los medios financieros dominantes, sigue siendo objeto de la
actualización del Consenso de Washington. Este consenso del
neoliberalismo del siglo XXI, que bien podría llamarse Consenso de
Frankfurt, apuesta por viejas recetas con resultados muy conocidos,
sobretodo en América Latina. Más planes de (des)ajuste y
(des)estabilización para la periferia europea dejando cada vez más
nítido el rol de ésta para la nutrición de las transnacionales con sede
en los países centrales de Europa. La (des)integración europea continúa
por el camino fijado velando por la tasa de ganancia de unas cuantas
empresas, caiga quien caiga. Las transeuropeas siguen obteniendo
muchos beneficios a costa del nuevo mercado común, del ajuste laboral y
del ajuste fiscal-financiero que permite reportar grandes dividendos a
las empresas financieras acreedoras de la burbuja de la deuda.
Durante este periplo, en España, el neoliberalismo del siglo XXI se cristalizó en una suerte de boomerang
inmobiliario, acompañado de una política económica sin atención a la
economía real. El sistema financiero se centró en obtener ganancias de
un casino sin reglas definidas. La política financiera, de hecho,
perseguía a ultranza objetivos de máxima rentabilidad sin hacer ningún
esfuerzo por contribuir a objetivos de la desaparecida economía real. La
política financiera no estaba dirigida al terreno productivo; no
cumplía función social alguna ni tampoco económica. En medio de esta
reorientación neoliberal de la política financiera, se rediseñó el
sistema de caja de ahorros en España que ayudó a disponer de un sistema
financiero más privatizado, menos social y económico, y mucho más
oligopólico.
La semana pasada aparecía un escándalo más dentro de
un marco de crisis sistémica del capitalismo. Esta vez era la hora de
Bankia, quien había sido fruto del proceso concentrador de fusiones de
las cajas de ahorro en el estado español. Una auditoría interna pone de
manifiesto la verdadera situación económico-financiera de la entidad con
un agujero de 15.000 millones de euros. El sistema financiero español
había engordado la cuenta de dividendos en base a una política de poseer
activos inmobiliarios.....
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