miércoles, 2 de mayo de 2012

Revolución

 Florent Marcellesi
Público.es
 
Querida Real Academia Española:
En su diccionario de la lengua española, he visto que define usted la “revolución” como un “Cambio violento en las instituciones políticas, económicas o sociales de una nación”. Dado que el mundo vive una época de profunda crisis de civilización con signos persistentes de revueltas históricas e innovadoras frente al orden establecido, permítame que le sugiera algunas actualizaciones a sus definiciones.
 
La revolución es un sueño, una esperanza. Antes de llegar a ser cambio social o institucional, la revolución es primero un viento que recorre nuestros sueños y nuestras mentes: el de un futuro cercano o lejano, diferente y mejor, para nosotras, las generaciones futuras, los países del Sur, la naturaleza y sus seres vivos. Es una parcela de intimidad personal y colectiva que los poderes mercantiles o institucionales no nos pueden extirpar. Es una válvula de escape que potencialmente salta al mundo material como una chispa que enciende nuestros gritos de indignación y reafirma nuestra dignidad. Es el primer paso hacia la esperanza, la utopía concreta, es decir en tiempos grises una locura razonable.
 
La revolución es una incógnita necesaria. Seamos sinceros y reconozcámoslo, no sabemos cómo hacer la revolución. De hecho, ¿lo hemos sabido alguna vez? No hay manual ni escuela de la revolución, aún menos leyes naturales.....

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