Antonio Aramayona – ATTAC CHEG Aragón
El Periódico de Aragón.
A mediados del siglo XIX, Estados Unidos llegó al colmo de su
impaciencia, pues Japón no quería abrirse al comercio en los términos
deseados por Norteamérica. Por eso, el comodoro Matthew Perry
llegó en 1852 con sus barcos de hierro y sus poderosos cañones al
puerto de Nagasaki, (¿con?)venció por miedo al gobierno nipón, y dos
años después quedó firmado el Tratado de Kanagawa.
Matthew Perry fue considerado un héroe en su país, donde todos estaban convencidos de que la doctrina del Destino Manifiesto (Manifest Destiny)
era una evidencia para los Estados Unidos de América, según los
designios de Dios, “la última y mejor esperanza sobre la faz de la
Tierra”, en expresión de Abraham Lincoln, y por tanto,
un país legitimado y destinado a expandirse por donde le conviniere. Una
ideología muy próxima a la teoría del Lebensraum del nacionalsocialismo
germano y a la praxis perpetrada desde hace tiempo por Israel.
LA HISTORIA la escriben los vencedores y se dicta desde el poder, por
lo que no es raro que la violencia, la rapiña, el abuso y la imposición
por la sola razón de la fuerza bruta acaben apareciendo como gestas
nacionales heroicas y gloriosas, bien adornadas por la propaganda
oficial. La gente va aceptando así como evidencias indiscutibles una
sarta de embustes, medias verdades, ideas delirantes y silencios que
finalmente quedan al margen de cualquier crítica o cuestionamiento por
parte de la ciudadanía......
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