Elpida Nikou, periodista griega.
La Jornada.
Era el primer miércoles
de abril en Atenas, un día nublado que se convirtió en dramático para
parte de la sociedad griega. Dimitris Xristulas, jubilado farmacéutico
muy activo políticamente, llegó hasta la plaza Syntagma, en Atenas. Era
el mismo lugar al que acudió con asiduidad durante el año pasado para
participar en asambleas y concentraciones de lo que se comenzaría a
conocer como el movimiento de los indignados.
El mensaje escrito en el papel no podía ser más claro:
la posibilidad de sobrevivir que tenía se basaba en la pensión que pagué yo solo, trabajando 35 años de mi vida. Pero ya no me queda más que un fin digno, antes de empezar a buscar comida en la basura.
Dimitris fue uno de los más de un millón 500 mil jubilados en Grecia que vieron sus ingresos afectados por las medidas de austeridad que se impusieron en el país durante los últimos dos años por la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo......
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