Federico Mayor Zaragoza 
Se avecinan cambios radicales. Gracias a las posibilidades de 
participación no presencial en pocos años tendremos unas democracias 
firmes y eficientes en cuyo contexto empezará a emerger el mundo que 
anhelamos.
Para establecer desde ahora los posibles escenarios del mañana –la 
anticipación es componente esencial de las cualidades que distinguen a 
la especie humana- es necesario disponer de criterios muy claros y 
precisos en relación a la “calidad de vida” en las distintas partes del 
mundo, de tal modo que los diseños del futuro representen exactamente lo
 que deseamos construir.
Y uno de los más falaces índices de crecimiento y de satisfacción de 
las necesidades básicas es el PIB, porque refleja el crecimiento 
económico conjunto pero no el bienestar de los ciudadanos.
Lo que interesa no es saber el “desarrollo” de un país sino cómo se 
distribuye, en qué medida llega a cada ciudadano, cuánto beneficia a los
 nativos, en qué se invierte…
   

 
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