Carmen Esbrí
Coordinadora
Observatorio SSPP
Attac Madrid.
En Marsella, nueve paradas de metro han separado los dos
mundos que tejen alrededor del agua durante los días 12 al 17 de marzo. De una
parte, la línea oficial que en su VI edición parecía totalmente volcada a
trabajar sobre las problemáticas transfronterizas, un reclamo aparente de
acción pretendidamente eficaz que disimula el tremendo mundo especulativo de
este tesoro hídrico indispensable para la vida. Y ello se explicita desde el
principio en el discurso oficial del primer ministro francés que abre el evento, François Fillon. En él define su
urgencia en poner en marcha cuanto antes el convenio del 1997 sobre el curso de
los ríos internacionales que garantice el acceso al agua en las zonas entre
fronteras y teniendo en cuenta los 276 ríos que atraviesan 145 países y cuyas
cuencas representan la mitad de las islas y continentes; eso sí, queriendo
consolidar la gobernanza mundial del agua.
Sus palabras no pueden ser más elocuentes para enmarcar este
foro; directamente, se lee gobernanza; lo que define, entre líneas, es quiénes
son los que van a gestionar la ingente tarea, que no otros que esos mercados a
los que nadie controla y que ahora quieren enmarcarse en unas pautas de
desarrollo que se
concretarán en el agua, a la que define como “el pariente pobre de la gobernanza internacional”. Y enumera
directamente a universidades, institutos de investigación, empresas innovadoras
; ellos trabajarán específicamente sobre esta cuestión del agua.¿Dónde están
los ciudadanos, y qué parte les corresponde?
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