Adrián Sotelo Valencia
Rebelión.
Indignados unos, 
decepcionados otros, se sorprenden de que el Estado contemporáneo 
despliegue su fuerza y poderío contra las clases explotadas y oprimidas 
de las sociedades en la defensa incondicional de los intereses generales
 del capital. Intelectuales, politólogos, sociólogos, militantes de 
partido y expertos en estos asuntos, ponen el grito en el cielo al 
constatar esta realidad, que expresa la profunda contradicción, y lucha,
 entre las clases sociales donde, hasta ahora, el gran ganador de la 
contienda desigual ha sido el gran capital que despliega sus políticas 
de ajuste estructural y de austeridad social en la defensa de sus tasas 
de lucro, de sus empresas y del sistema que reproduce sus intereses como
 clase dominante en lo económico, lo político y lo social. 
Es esta 
una política global, una política de clase, que no conoce límites más 
que los que delimita los intereses del capital y de las clases 
dominantes que recurren a todo tipo de recursos, incluyendo la 
violencia, para conseguir sus objetivos. Hoy en día, esto se ve 
claramente en los países de la Unión Europea (UE), en especial, en los 
del Sur, en donde se han impuesto severas medidas de austeridad contra 
la población trabajadora y la ciudadanía en general en una verdadera 
orgía de incremento de los impuestos, como el impuesto al valor 
agregado, reducción de los sueldos y salarios, despidos masivos de 
personal, reducción del monto de las pensiones y aumento del tiempo para
 la jubilación; aumento del tiempo de trabajo, reducción de las 
prestaciones sociales, ataques a la educación y a la salud; disminución 
de los créditos para la adquisición de vivienda, liquidación y/o 
privatización de empresas públicas en ramos vitales como telefonía, 
electricidad, correos, etcétera......
 

 
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