Angels. M. Castell
Punts de Vista.
Me pidieron hace tiempo de la Revista Utopía
 que definiera lo que era Utopía para mi. Formaba parte de un proyecto 
que quizás un día podrá transformarse en libro colectivo, pero al margen
 de avatares editoriales, creo oportuno adelantar mi breve contribución 
en estos momentos en que todos podemos aportar  argumentos para medirnos
 con los derechos en una Huelga General que tenga tanto de política como
 de defensa tan rotunda como amable y prioritaria de las personas que ya
 se enfrentan a estos tiempos difíciles… Y sobre todo, a los que todavía
 son inocentes de la opaca deriva de la historia y de los graves 
malestares que quedan por venir, si no reaccionamos, si no actuamos, si 
no nos ponemos en pie y revestidos, todos a una,  de fuerza y dignidad, 
frenamos este poder oscuro que tanto recuerda las peores épocas de la 
historia.
Difíciles y duros tiempos los que vivimos. Incluso los ideales y los 
sueños parecen sufrir gangrena y mutilación. Esa cotidiana lucha de 
clases que los desposeídos vamos perdiendo, estupefactos por el ansia 
desmedida de ganancia suicida de los poderosos, quiere llevarse también 
nuestra capacidad de proyecto igualitario en el acoso constante y la 
corrupción sin tregua. Libramos con tan poco pertrecho ideológico una 
lucha tan desigual, sufrimos una explotación tan omnipresente, que no 
sólo el despojo al que se nos somete sobrepasa el límite de nuestra 
muerte, sino que no deja casi ni aire ni espacio para nuestra vital 
aspiración a la utopía. La enorme multitud de desposeídos -nuevos parias
 del neolibealismo- cuya vivienda, empleo, estudios, salud y futuro se 
desvanecen en la precariedad, el temor y la incertidumbre, consideran ya
 un desvarío el retorno a un sistema de protección social anterior a la 
crisis, y un ejercicio imposible el de esos derechos de ciudadanía tan 
duramente conquistados, que los bonzos del capitalismo global nos niegan
 con ecuaciones cargadas de sinrazón, con argumentos triplemente falaces
 para justificar su despojo… Si por ellos fuera, incluso de los derechos
 humanos más elementales se perdería cualquier vestigio.....
 

 
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