Znet/Le Monde Diplomatique
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Los especuladores financieros invirtieron en futuros relacionados con
alimentos incluso antes del gran crac de 2008, aumentando los precios de
alimentos a niveles peligrosos. Esto se puede y se debe parar.
La
carretera de asfalto era recta y monótona. Los baobabs pasaban unos tras
otros y la tierra era amarilla y polvorienta, a pesar de la temprana
hora. El aire en el viejo Peugeot negro era asfixiante. Iba viajando
hacia el norte, a las grandes plantaciones de Senegal, con Adama Faye,
agrónomo y asesor de desarrollo en el extranjero de la embajada suiza, y
su conductor Ibrahima Sar. Queríamos evaluar el impacto de la
especulación financiera sobre los alimentos, y teníamos las últimas
estadísticas del Banco de Desarrollo Africano. Pero Faye sabía que nos
esperaba otro tipo de evidencia. En la aldea de Louga, a 100 km de
Saint-Louis el coche se detuvo abruptamente. “Venga y vea a mi
hermanita”, dijo Faye. “No precisa sus estadísticas para explicar lo que
sucede”.
Había unos pocos puestos al borde de la ruta, un pobre
mercado: montones de frijoles y yucas, algunos pollos cloqueando en
jaulas, cacahuates, tomates viejos, patatas, naranjas españolas y
clementinas. No había mangos, que dan fama a Senegal. Detrás de un
puesto una joven con caftán y pañuelo amarillo conversaba con sus
vecinos. Era Aisha, la hermana de Faye. Estaba dispuesta a responder
preguntas y se enojó mientras hablaba. Enseguida una ruidosa multitud de
niños, jóvenes y ancianas se reunió a nuestro alrededor......
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