sábado, 31 de marzo de 2012

No es posible un mundo justo sin un mundo laico

Antonio Aramayona – ATTAC CHEG Aragón
Miembro de Europa Laica.
 
La justicia (económica y de cualquier otro tipo) requiere un marco previo de igualdad: la voluntad de justicia será en vano si previamente no nos creemos iguales en derechos y obligaciones. Los seres humanos reclamamos una sociedad y  un mundo justos porque los derechos humanos han de ser ejercidos en plena igualdad de condiciones y oportunidades.
 
Los privilegios tenidos por un sector de la sociedad atentan contra el principio de igualdad. El origen y disfrute de esos privilegios son, en y por sí mismos, injustos. Uno de los sectores más privilegiados desde hace siglos en España y en buena parte del mundo occidental es la Iglesia católica, representada oficial e institucionalmente por el Estado del Vaticano. Sobre la base de un Concordato firmado en 1953 entre el régimen dictatorial del general Franco y el Vaticano, y unos Acuerdos económicos, fiscales y educativos de 1979 entre esas mismas partes, el sector eclesiástico católico se ha visto beneficiado de enormes privilegios.
 
La iglesia católica española, por ejemplo, recibe anualmente más de 10.000 millones de euros a cargo del erario público, estando a la vez exenta de pagar, entre otros, la Contribución Territorial Urbana de los inmuebles de su propiedad,  los impuestos reales o de producto, sobre la renta y sobre el patrimonio, los impuestos sobre Sucesiones y Donaciones y Transmisiones Patrimoniales, o los Impuestos derivados de la renta de las Personas Físicas.....

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