Ramón Cotarelo.
El Movimiento del 15-M ha recorrido un largo trecho desde las primeras acampadas de Sol, cuando las autoridades no sabían cómo tratarlo, si como ejercicio del derecho de manifestación o como problema de orden público. Por entonces se vertió todo tipo de juicios denigratorios sobre los perroflautas. Los amenazaron, los reprimieron con dureza. Pero ahí siguen.
Público
El Movimiento del 15-M ha recorrido un largo trecho desde las primeras acampadas de Sol, cuando las autoridades no sabían cómo tratarlo, si como ejercicio del derecho de manifestación o como problema de orden público. Por entonces se vertió todo tipo de juicios denigratorios sobre los perroflautas. Los amenazaron, los reprimieron con dureza. Pero ahí siguen.
Y han saltado al resto de Europa. Están en Bruselas. Han tomado Wall Street y el puente de Brooklyn. La Spanish Revolution en marcha en decenas de estados de Estados Unidos. Han desbordado las calles de Tel Aviv. Mañana, 15-O, probarán su fuerza real, echándose a la calle en toda España y en decenas de ciudades en todo el mundo, excepto en África, lo que es significativo. En contra del capitalismo y por un cambio global.
En un mundo en el que las instituciones democráticas son partidocracias con un grado de consenso por encima de lo normal, no es de extrañar que surja una oposición extraparlamentaria y básicamente no partidista. A tono con los tiempos de globalización, es mundial, no jerárquica, horizontal, espontánea. Es lo que llamaría Baumann una oposición “líquida”. Muy difícil de integrar en el sistema, porque no tiene forma definida ya que es asamblearia.......
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