jueves, 27 de octubre de 2011

Crisis financiera: una visión diferente

Jorge L. Daly
El País

La religión es inconcebible sin el concepto del pecado. Del mismo modo, la economía de mercado libre, aunque muchos -empresarios, comentaristas, periodistas, los mismos economistas de renombre- la imaginan inmaculada, digamos como una biblia reveladora de principios y procedimientos cuya aplicación asegura prosperidad para todos por donde quiera que reine, gesta condiciones tan poco celestiales que se hace necesario suscribirla a mandamientos muy estrictos. Uno de ellos es nunca dejar de prevenir el fenómeno recurrente que engendra: la crisis financiera, posiblemente su pecado capital. Otro es nunca suponer que su paso reparte penurias y penitencias a todos por igual, ni que las heridas cicatrizan sin dolor. Y otro más: nunca hay que trepidar para señalar con claridad la responsabilidad de los principales agentes e instituciones que la gestaron, ni para intervenir con firmeza a fin de contener sus efectos más nocivos sobre el bienestar económico de sus víctimas.
 
Ignorar estos mandamientos significa acoger un nuevo amanecer, de gloria para los pocos que se alzan con fortunas, de desdicha para los muchos más que encaran drásticos recortes de sus ingresos o la amenaza de la cesantía prolongada.Tal es el balance que arrojan las crisis que se han sucedido en el mundo a lo largo de los últimos 150 años, mas la presente puede causar estragos de mayor magnitud porque se incuba en condiciones parecidas a las que dieron lugar a la más funesta de todas, la Gran Depresión de la década de 1930.....
 

No hay comentarios: