Olivier
Longué
Sin Permiso
La crisis nos está acostumbrando a escuchar
a diario una plétora de locuaces economistas. Nos quieren convencer de la
gravedad de lo que está pasando, como si no lo supiésemos. Sus homilías nos
amenazan con pérdidas inminentes de millones, billones o incluso trillones de
euros. Lo hacen para que nos enteremos de lo mal que va todo, y en forma de
sermón, como si tuviéramos nosotros la culpa de esto. La inflación no afecta
sólo a la cifras, las palabras también tienen una tendencia alcista. Hablan de
desplome, desastre, catástrofe. Les hemos escuchado bastante.
El próximo 16 de octubre se celebra el Día
Mundial de la Alimentación y proponemos a todos estos expertos en finanzas que
se tomen una pausa y que dediquen toda su sabiduría un día, sólo uno, a la real economik. La del billete de 20 euros
con el que tienen que arreglárselas cada mes millones de familias africanas.
Ingresos de dos cifras mucho más concretos y reales que los millones que se
crean o que se esfuman a diario en las bolsas del mundo.
¿Por dónde empezarían?
Podrían empezar, por qué no, por el precio
de los alimentos. Explicar por qué no se ha hecho nada para detener la
tendencia alcista que se desató en 2008. En Egipto, el precio del trigo se ha
multiplicado este año por dos, en México el maíz vuelve a sus niveles
históricos más altos. Podrían explicarnos cuánta relación tiene todo esto con
la demanda de países emergentes o con el precio del petróleo......
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