Alejandro Nadal
La Jornada
Los manifestantes que
ocupan Wall Street demandan la aplicación de un impuesto de uno por
ciento sobre todo tipo de transacciones financieras. Esa es una bandera
que se traduce en un mensaje claro. El capital financiero ha
efectivamente dominado las prioridades de política económica en las
últimas tres décadas. Es el progenitor directo de esta crisis, la Gran
Depresión II. Llegó el momento de ajustar cuentas, literalmente.
nuestros líderesdeben aprobar este impuesto. La razón es que ese impuesto reduciría la velocidad con la que diariamente se mueven 1.3 billones de dólares en el casino de la economía global. Además, el monto recaudado permitiría financiar todos los programas sociales y ambientales que pueda usted imaginar.
En realidad, la magnitud de las transacciones financieras es mucho mayor. Los datos del Banco de Pagos Internacionales en Basilea indican que el mercado mundial de divisas rebasa los 4 billones diarios, lo que representa 5 por ciento del PIB mundial para un año completo. Eso es equivalente a multiplicar por 34 el valor del flujo mundial de comercio de bienes. Es también el mejor indicador sobre el grado de autonomía del sector financiero.
En ese contexto, resulta algo extraño el llamado a
nuestroslíderes del G-20. Ciertamente no son
nuestros. Son los siervos del capital y, en especial, de su fracción financiera......
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