Álvaro Porro / Reikiavik (Islandia)
Diagonal
Frente al cambio de la Constitución española
exprés y sin consensos, en Islandia intentan otra vía más democrática e
innovadora de afrontar la relación con su Carta Magna.
A raíz de la aparición del
movimiento 15M se ha hablado mucho y bien del proceso islandés, pero activistas
y analistas de esta isla ártica se preguntan hasta qué punto dicho proceso de
empoderamiento popular es el éxito que se ha “querido” ver desde España. En
Islandia es común escuchar con cierto cinismo que es verdad que el Estado
decidió dejar quebrar tres bancos privados pero fue porque no tenía otra
salida, ya que la proporción de la deuda no era asequible (nueve veces el PIB
del país).
De hecho, el analista Egill
Helgason, desde las páginas del Reikiavik Grapevine, ha resaltado que, según un
informe de la OCDE,
solo Irlanda ha puesto más dinero público en sus instituciones financieras
fallidas que Islandia. Egill afirma que “Islandia no es un modelo y la gente en
España no necesita ondear banderas Islandesas”.
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