domingo, 16 de octubre de 2011

La suciedad que oculta la alfombra

José Manuel Rambla
Rebelión
Los grandes pensadores que hace solo unos años nos sorprendían con sus afectados discursos sobre la necesidad de refundar y regular el capitalismo, han encontrado en los últimos meses la excusa perfecta para dejar aquellos devaneos socializantes en el limbo eterno de las aguas de borraja. Y lo han conseguido sin tener que rebuscar soluciones mágicas entre las obras completas de Milton Friedman, sino elevando a la categoría de recurso infalible una vieja alternativa hogareña para limpiezas apresuradas: esconder la suciedad bajo la alfombra.

Esta salvación de todo limpiador perezoso se ha aplicado estos días con uno de los últimos protagonistas de la crisis financiera. Se trata, claro está, de la debacle del banco Dexia, el mismo que -en un claro ejemplo de la eficiente gestión privada- las agencias de valoración presentaban hace unos meses como uno de los más saneados de Europa. Al final, en lugar de meter en la cárcel a unos ejecutivos que han sido capaces de promover operaciones especulativas por más de 100.000 millones de euros (por cierto, solo el 3,5% son deuda griega, por mucho que ahora se quiera responsabilizar del problema a los trabajadores helenos), los salvadores económicos han tirado por el camino de en medio, creando como alfombra un “banco malo” que oculte todos los “activos tóxicos” y deje saneada la contabilidad de tan temerarios directivos. Eso sí, tras haber recibido unos 10.400 millones de euros procedentes de las arcas públicas desde 2008......

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