Sin Permiso
Lucha de clases. Con intenciones muy diversas, il va de soi,
ya todo el mundo (casi todo el mundo, tampoco hay que exagerar) se
apunta a llamar al pan, pan y al vino, vino. Economistas, sociólogos,
politólogos, periodistas… que hace pocos meses, pocos años,
consideraban definitivamente demodé no ya la existencia
de la lucha de clases sino la realidad de las clases mismas, ahora ven
bien clara la montaña que tienen ante sus ojos. Claro que siempre puede
encontrarse académicos que consideran que es mejor obviar la montaña
ante sus narices y refugiarse en el sofisticado y poco comprometedor
"imaginemos que…" (y aquí puede apuntarse cualquier situación
superferolítica que jamás se dará en un mundo habitado por el Homo sapiens).
Quizás
lo que llevó a confundir a más de uno y de dos, fue que debían
imaginar que la lucha de clases tenía lugar básicamente en los momentos
en que la clase obrera (o clases trabajadoras en general) luchaba más o
menos ofensivamente. Lo que hemos experimentado a lo largo de al menos
los últimos 35-40 años es justamente lo contrario a esta lucha
ofensiva de las clases trabajadoras: quien ha estado a la ofensiva de
forma decidida, clara y constante ha sido la clase de los súper ricos. Pongamos,
aunque seguramente es hacer demasiado grande la proporción, que
estamos hablando del 1% de la población, el más rico. Bien es cierto
que las clases trabajadoras se han resistido mal que bien, ¿qué
es lo que está haciendo la población griega si no una resistencia
heroica al saqueo a que está siendo sometida por parte de la gran banca,
la UE, el FMI y su propio gobierno? Para que este 1% (o menos) más
rico salga exitoso de sus acometidas, precisa, claro está, de la
completa colaboración de los gobiernos. No es por sus méritos que la
mayor parte de este grupito son ricos, especialmente si el criterio lo
marcan los resultados empresariales
conseguidos. Solamente están dispuestos a continuar con la cantinela
de la justicia meritocrática debida a la innovación, y vaya usted a
saber qué patochadas más, que soñadoramente aporta este 1%, algunos
sicofantes y otros personajes delirantes instalados en Babia. Aunque
influyentes en algunos casos, sin duda.....
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