Albert Recio Andreu
Mientras tanto
Lo inevitable hoy es el ajuste fiscal y el consiguiente desmantelamiento
de los servicios públicos. Era un resultado previsible hace bastante
tiempo, cuando se hizo patente que la crisis financiera no iba a
provocar la liquidación radical de las políticas neoliberales. La
experiencia de las anteriores crisis financieras “regionales” ya había
mostrado la insensibilidad de los ideólogos neoliberales y la densidad
de los intereses que representan. Tras treinta años de dominio
neoliberal en las instituciones, en la estructura económica y en la
academia, habría sido un milagro que las cosas cambiaran de la noche a
la mañana. A la “revolución keynesiana” le llevó casi diez años imponer
el nuevo modelo de capitalismo con cara social. Y entremedio hubo una
guerra mundial, una movilización social sin precedentes, la competencia
—más simbólica que real— del modelo soviético, el fracaso sucesivo de
las recetas liberales... Condiciones mucho más dramáticas y consistentes
que las que han tenido que afrontar los neoliberales en la presente
crisis. Vista la escasa resistencia actual, podría decirse que siguen
aplicando su experimento casi en el vacío, en una confrontación clara
con una alternativa seria.
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