sábado, 8 de octubre de 2011

Pelear contra el "ajuste inevitable"

Albert Recio Andreu
Mientras tanto 
 
Lo inevitable hoy es el ajuste fiscal y el consiguiente desmantelamiento de los servicios públicos. Era un resultado previsible hace bastante tiempo, cuando se hizo patente que la crisis financiera no iba a provocar la liquidación radical de las políticas neoliberales. La experiencia de las anteriores crisis financieras “regionales” ya había mostrado la insensibilidad de los ideólogos neoliberales y la densidad de los intereses que representan. Tras treinta años de dominio neoliberal en las instituciones, en la estructura económica y en la academia, habría sido un milagro que las cosas cambiaran de la noche a la mañana. A la “revolución keynesiana” le llevó casi diez años imponer el nuevo modelo de capitalismo con cara social. Y entremedio hubo una guerra mundial, una movilización social sin precedentes, la competencia —más simbólica que real— del modelo soviético, el fracaso sucesivo de las recetas liberales... Condiciones mucho más dramáticas y consistentes que las que han tenido que afrontar los neoliberales en la presente crisis. Vista la escasa resistencia actual, podría decirse que siguen aplicando su experimento casi en el vacío, en una confrontación clara con una alternativa seria. 
 
Las movilizaciones que han surgido como respuesta a los recortes son el elemento básico para evitar el derrumbe de los derechos sociales. Pero necesitan reforzarse con propuestas programáticas que permitan transformar la resistencia en ofensiva, cuando menos erosionar el marco hegemónico. En países como el nuestro, la primera batería de respuestas debe pasar por la exigencia de una reforma fiscal progresiva, de aumentar los ingresos públicos en lugar de recortar el gasto. Cualquiera que sea el indicador que se tome (nivel de ingresos públicos, gasto social respecto al PIB, gasto en educación o en sanidad) el Estado español siempre está en la banda baja de ingresos y gastos con respecto a la media europea. El desplome de los ingresos públicos (del 38,5 al 31,5% del PIB en tres años) se debe no sólo a la explosión de la burbuja inmobiliaria (y a su impacto sobre otras muchas actividades: industria, servicios...), sino también a la sucesión de recortes impositivos que han aplicado alegremente los sucesivos gobiernos del país desde el último mandato de Felipe González.........
 

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