jueves, 6 de octubre de 2011

Privatizaciones: el monstruo se hace más fuerte

Samuel García Arencibia
Rebelión

Uno de los atributos identitarios del neoliberalismo es la organización económica de tal forma que se encauza gran parte de la renta hacia las personas, familias y empresas más ricas de una sociedad.

Para ello, son muy importantes las reformas de las condiciones de trabajo, pues en las relaciones de trabajo se reparte una gran proporción de la riqueza que produce la sociedad. Aumentando el tiempo de trabajo, disminuyendo los salarios, abaratando la indemnización del despido, debilitando la posición del trabajador en la negociación con el empresario (debilitando la negociación colectiva), permitiendo mil forma de fraude en la contratación (la temporalidad, las becas, los falsos autónomos), las condiciones de trabajo (jornadas largas más allá de la ley, horas extraordinarias no retribuidas, vacaciones impedidas, sin seguridad o higiene, sin seguridad social) o el despido, … la renta absorbida por la gran empresa aumenta.

La tolerancia de la indefensión de proveedores con el oligopolio de la demanda (oligopsonio) o de consumidores con el oligopolio de la oferta, igualmente facilita que la cuenta de resultados crezca.
La reforma del sistema de impuestos es clave, pues los impuestos podrían recabar excedentes de renta de personas, familias y empresas que han obtenido volúmenes desproporcionados en los circuitos primarios de reparto: salarios de ejecutivos, intereses, dividendos, alquileres....

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