Manuel Castells
La Vanguardia
"Esta vergonzosa reforma de la Constitución dinamita cualquier credibilidad de los políticos que la votaron"
Zapatero quedará en la historia como el peor presidente de la
democracia española hasta la fecha (Aznar al menos tenia coherencia
ideológica). La pantomima de reforma constitucional perpetrada con
nocturnidad y alevosía veraniega por los dos grandes partidos
compinchados afecta a la raíz de la democracia y la autonomía del
Estado. Ha sido una decisión impuesta por Merkel y Sarkozy, retomando
una propuesta del PP. Se razona que era necesaria para calmar la
desconfianza de los mercados sobre la deuda española que podría
precipitar una crisis de las deudas europeas, en particular italiana,
hundiendo así al euro. Reflotar a Grecia, Portugal e Irlanda es difícil.
Salvar a España de la quiebra es inviable para las finanzas alemanas y
francesas. De ahí la presión sobre el Gobierno español que hace tiempo
abandonó cualquier veleidad de soberanía económica. Todo en nombre de
vaticinios sobre el comportamiento de los mercados, poder supremo y
misterioso al que hay que aplacar con sacrificios humanos: los recortes
de gasto social afectan a salud, educación y pensiones, o sea, a la
vida.
Pero ¿quiénes son los mercados? ¿Usted conoce personalmente
a algún mercado? En realidad se les pueden poner nombres y apellidos:
son los inversores (tal vez usted mismo) gestionados por intermediarios
financieros. ¿Pero qué quieren los tales inversores y sus
intermediarios? ¿El equilibrio fiscal? ¿La capacidad de pago de la deuda
a largo plazo? Todo eso son cálculos estratégicos para llegar a otro
fin, a lo que verdaderamente mueve la inversión: la ganancia contante y
sonante a corto plazo. Así funcionan las finanzas, de eso dependen los
dividendos para los accionistas y, sobre todo, las comisiones y primas
para los operativos financieros. Y esa ganancia a corto plazo se obtiene
por múltiples medios, entre ellos la apuesta por cambios de valoración
de efectos financieros, incluidos los bonos del Tesoro y las divisas. De
modo que según para quién la devaluación de la deuda soberana española y
el aumento de la prima de riesgo pueden resultar en un pingüe negocio.
Las grandes ganancias se producen precisamente en situación de
turbulencia financiera. En cambio lo que los inversores (llamados
mercados) tienen en cuenta son las perspectivas de actividad de cada
economía. Porque la recesión y el aumento del paro son mal negocio para
todos. Precisamente por eso, cuando en la primavera del 2010 España
decretó medidas de austeridad la evaluadora Fitch rebajó la cotización
de nuestra deuda pública. ¿Qué no harán ahora esos inversores al saber
que, aunque a largo plazo la deuda española pudiera pagarse, a corto
plazo el país se queda seco de estímulo fiscal posible en una situación
en que la inversión privada no puede salir por si sola de la crisis de
empleo y demanda? La atonía económica es la más negra perspectiva para
los mercados......
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