Vicenç Navarro
Rebelión
La aprobación del pacto PSOE-PP, que intenta establecer un límite al
gasto público a fin de equilibrar el presupuesto del Estado, representa
una medida que continuará con los enormes recortes de derechos sociales
-como es la congelación de las pensiones- que están ya ocurriendo en
España. Su inclusión en la Constitución proveerá una herramienta
poderosísima para debilitar e incluso desmantelar al ya
insuficientemente financiado Estado del Bienestar español.
Aquellos
quienes proponen tal medida la presentan como eminentemente razonable,
argumentando que, en la misma manera que las familias no pueden gastar
más de lo que ingresan, al Estado (que en España incluye el estado
central, autonómico y municipal) tampoco debiera permitírsele que
gastara más de lo que ingresa. Y para expresar la necesidad y
contundencia de tal medida, se proponen incluirla en la Constitución.
Tal argumentación ignora u oculta, sin embargo, que la gran mayoría de
las familias gastan anualmente más de lo que ingresan, debido a la
existencia del crédito. Cuando una familia se compra una casa, o un
coche, o educa a sus hijos invirtiendo en su formación, pide prestado
dinero y lo paga en varios años. Y lo mismo ocurre con el Estado, el
cual constantemente invierte en infraestructuras físicas (como en
carreteras) o sociales (como centros de salud y escuelas públicas) que
mejorarán el presente y el futuro de la ciudadanía, no sólo de hoy, sino
de las generaciones que nos sigan, necesitando endeudarse para
financiarlo. El argumento que repiten machaconamente las derechas de que
“es injusto dejarles una deuda pública a nuestros hijos”, oculta que
nuestros hijos requieren estas inversiones para que les dejemos un mundo
mejor. Negarle al estado la capacidad de endeudarse es semejante a que
se les dijera a las familias que no pueden endeudarse. Hoy, por cierto,
la deuda pública es mucho menor -60% del PIB- que la deuda privada de
las familias (y de las empresas) -189%-. ....
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