Juan Hernández Vigueras
Analista político-financiero y miembro del Consejo Científico de Attac
Público
No hace mucho, un ministro del
Gobierno de Zapatero y dirigente del Partido Socialista sostenía que las
elecciones generales no iban a resolver la crisis, como ha sucedido en Portugal
y Reino Unido. Y desde luego, los nuevos gobiernos de signo opuesto a los
anteriores no han evitado las duras medidas de ajuste fiscal y los recortes
sociales. Pero lo más significativo es que no han variado el sentido y las
razones de los ajustes, el discurso político, en suma. He ahí una muestra de
que, en el complejo entorno actual, los problemas no se resuelven con el cambio
de gestores sino con el cambio de políticas.
Frente a la crisis de la
globalización neoliberal y del Eurogrupo, el fenómeno del sometimiento a los
mercados financieros está alcanzando a los gobiernos de modo similar a como
alcanzó a las grandes empresas hace años: como fenómeno económico y político.
Nuestros gobernantes europeos de uno y otro signo han asumido abiertamente aquella
afirmación de Margaret Thatcher de “no hay alternativa”; e incluso los
gobernantes de la izquierda han optado por erigirse en gestores de los
intereses de los mercados, a los que apelan para justificar medidas
impresentables para sus votantes.
Desde que las empresas se
convirtieron en conglomerados o grupos empresariales con proyección global, los
ahorradores y las familias que solían ser los accionistas mayoritarios en los
países más desarrollados fueron sustituidos por los grandes bancos y otras entidades
inversoras como los nuevos propietarios que les daban nuevo rumbo bajo
directivos de nuevo cuño. La gran banca, las firmas de capital riesgo, los
fondos especulativos, etc., que dominan los consejos de administración, no
solamente marcan los objetivos de los grupos empresariales que controlan
financieramente, sino que han definido un nuevo modelo de gerente. Hasta no
hace mucho, el director de la empresa solía ser un experto en el producto o la
actividad que había dado vida a la empresa industrial o de servicios, conocedor
del negocio e interesado por su explotación y por todos sus elementos. Pero, en
las últimas décadas, las corporaciones controladas por las finanzas han
impuesto el modelo de directivo “generalista”, un gestor profesional que ignora
los detalles del negocio pero que gestiona cualquier tipo de empresa. Es el
modelo de la empresa como “agencia” de los mercados financieros, analizado por
economistas heterodoxos estadounidenses. Entre nosotros, hace tiempo que
Telefónica dejó de estar dirigida por ingenieros para ser dirigida por gestores
de sus finanzas que alzan cotizaciones con ERE....
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