miércoles, 28 de septiembre de 2011

Un banco, una pandilla de ministros y unos tratados sin valor. Una breve fábula de la eurozona

Mike Whitney
SinPermiso

Pongamos que usted deseara construir un país nuevo, pero que ignorara todo acerca de las instituciones civiles, la burocracia o la historia. Lo que debería preocuparle sería tan solo crear un entorno que fuera bueno para los negocios, en donde el rigor presupuestario y los acuerdos comerciales fueran la ley de esta tierra.
 
Así que usted se gasta un montón de dinero en bombo publicitario de su Estado Idílico dirigido a políticos y al público en general, publicidad que proclama que su nueva creación será la vía rápida para la paz y la prosperidad. Para sorpresa de todos, tanto llegan a amar la idea que pasan por alto el fallo estructural que está en el corazón de este diseño, es a saber, que la confederación libre de estados carece de un gobierno central. La única cosa que mantiene a los países unidos es una moneda compartida además de restricciones presupuestarias. Eso es. Pero los peces gordos de las empresas y los magnates de la banca se encogen de hombros y no hacen caso del problema porque, bien, los gobiernos en realidad no hacen nada de todos modos, ¿no es cierto? Solamente entorpecen los grandes negocios.
 
Esa es la razón por la cual usted ideó un modelo totalmente diferente, un modelo que puso al Banco Central en el centro del universo, rodeado de un reguero de eurócratas (ministros de finanzas) que realizan sus dictados y cantan sus alabanzas.
 
Entonces, un día, un fuego surge en el perímetro y usted empieza a asustarse. Usted corre en círculos agitando las manos y rogando ayuda. Pero los otros líderes retroceden ante sus demandas porque están atados a sus distritos electorales y corren el riesgo de perder las elecciones si acceden a apagar el fuego que no empezaron. Después de todo, fueron estos “griegos haraganes” los que empezaron el incendio. ¡Que paguen por ello!......
 


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