SinPermiso
Pongamos que
usted deseara construir un país nuevo, pero que ignorara todo acerca de las
instituciones civiles, la burocracia o la historia. Lo que debería preocuparle
sería tan solo crear un entorno que fuera bueno para los negocios, en donde el
rigor presupuestario y los acuerdos comerciales fueran la ley de esta tierra.
Así que usted
se gasta un montón de dinero en bombo publicitario de su Estado Idílico dirigido
a políticos y al público en general, publicidad que proclama que su nueva
creación será la vía rápida para la paz y la prosperidad. Para sorpresa de
todos, tanto llegan a amar la idea que pasan por alto el fallo estructural que
está en el corazón de este diseño, es a saber, que la confederación libre de
estados carece de un gobierno central. La única cosa que mantiene a los países
unidos es una moneda compartida además de restricciones presupuestarias. Eso
es. Pero los peces gordos de las empresas y los magnates de la banca se encogen
de hombros y no hacen caso del problema porque, bien, los gobiernos en realidad
no hacen nada de todos modos, ¿no es cierto? Solamente entorpecen los grandes
negocios.
Esa es la
razón por la cual usted ideó un modelo totalmente diferente, un modelo que puso
al Banco Central en el centro del universo, rodeado de un reguero de eurócratas
(ministros de finanzas) que realizan sus dictados y cantan sus alabanzas.
Entonces, un
día, un fuego surge en el perímetro y usted empieza a asustarse. Usted corre en
círculos agitando las manos y rogando ayuda. Pero los otros líderes retroceden
ante sus demandas porque están atados a sus distritos electorales y corren el
riesgo de perder las elecciones si acceden a apagar el fuego que no empezaron.
Después de todo, fueron estos “griegos haraganes” los que empezaron el
incendio. ¡Que paguen por ello!......
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