Público
En un artículo sobre la
insensatez de unas políticas de austeridad que en lugar de remediar la crisis
lo que hacen es perpetuarla, Paul Krugman señalaba que la parte fundamental de
los recortes en gasto público recae sobre la educación, aunque “dejar sin
trabajo a cientos de miles de maestros no parece el mejor modo de conquistar el
futuro”.
Lo más grave es que estos
recortes se nos presentan como una medida transitoria, como una consecuencia
obligada de la crisis, superada la cual todo volverá a ser como antes, cuando
en realidad hay motivos fundados para sospechar que de lo que se trata es de
aprovechar la crisis para realizar una “reforma de la educación” en la que sólo
se mantenga como gratuita una enseñanza destinada a formar peonaje, mientras la
formación superior se reservará a quienes puedan costearse las elevadas tasas
que habrán de exigir unas universidades que recibirán cada vez menos recursos
públicos.
Esto se ha podido ver con
claridad en el caso de Estados Unidos, donde el movimiento de “reforma” comenzó
mucho antes de la crisis, con el objetivo declarado de reemplazar la educación
pública por la concertada. Como ha declarado Teri Adams: “Nuestro objetivo
final es cerrar las escuelas públicas y dejar tan solo escuelas privadas, devolviendo
la responsabilidad por el pago a los padres y a organizaciones privadas de
beneficencia”......
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