Rebelión
En su Historia del siglo XX, el historiador británico Eric 
Hobsbawm se refiere a las décadas de 1980 y 1990 como la “era de la 
teología económica neoliberal”. En la misma línea, y haciendo igualmente
 un uso metafórico del lenguaje religioso, el escritor y periodista 
español Manuel Vázquez Montalbán acuñó la descriptiva expresión 
“teología neoliberal” para referirse a un tipo de fundamentalismo 
económico basado en los dogmas del neoliberalismo, hoy de sobra 
conocidos: desregulación de la economía, privatización y reducción del 
papel del Estado, entre otros principios que convierten al libre mercado
 en una especie de divinidad universal cuyos preceptos deben ser 
obedecidos de manera inflexible. El economista italiano Riccardo 
Petrella habla de las “Nuevas Tablas de la Ley” fundadas por la teología
 neoliberal: los mandamientos revelados por el dios Mercado a Friedrich 
Hayek, Milton Friedmann y el resto de colegas de la Sociedad del Monte 
Peregrino, congregados en esta localidad suiza en 1947 para cargar 
contra el New Deal del presidente Roosevelt y el keynesianismo 
hegemónico en aquel momento.
Desde entonces y hasta hoy, los mandamientos de la teología neoliberal han sido perfectamente naturalizados e impuestos gradualmente urbi et orbi durante décadas de propaganda política y mediática. Durante años, Margaret Thatcher sostuvo, como si fuera un oráculo revelador de una verdad inexorable, la máxima de que “no hay alternativa” (There is no alternative) a la globalización capitalista neoliberal. Los mandamientos de la teología económica neoliberal representan el pacto de amor incondicional suscrito entre los promotores de la globalización neoliberal y el Mercado. Los deberes incondicionales que la teología neoliberal exige cumplir pueden formularse del siguiente modo:
1. Amarás al Señor tu Dios, el Mercado, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente......
 

 
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