Rafael
Argullol
El País
Lo que sea la verdad es algo bien difícil
de dilucidar. No solo los filósofos se han aplicado durante siglos a tratar de
averiguarlo sino que, de creer al Evangelio de San Juan, Poncio Pilatos hubiera
debido pasar a la historia, no tanto por lavarse las manos ante la sentencia de
muerte a un inocente, sino porque, en un acto de desesperación escéptica, le
espetó a Cristo: ¿qué es la verdad? Quid est veritas? Una pregunta con
una respuesta difícil, quizá la más difícil de todas las que podemos
plantearnos. Y, sin embargo, en los últimos tiempos estamos cansados de
escuchar a personajes públicos que, ante cualquier dificultad, responden
machaconamente: "Nos limitamos a decir la verdad". Y también los
derivados más crudos de esta afirmación: "Es lo que hay" o "así
es la realidad".
No pasa día en
que alguna de estas tres frases -y a menudo las tres- sea pronunciada por
consejeros, alcaldes, presidentes autonómicos, ministros y jefes de Gobierno. A
partir de ahí el dominio de lo que es la verdad, presentada asimismo como
revelación de lo que era la mentira, justifica cualquier acción, pues el
responsable público, amparado por lo inevitable de la situación, acaba
presentándose, ya no como un servidor sino como un salvador de la comunidad o,
para los que prefieren una mayor grandilocuencia, como salvador de la patria.
Una de las más grotescas paradojas de la situación actual es que la
"verdad sobre lo que hay" (arcas vacías, deudas insostenibles) sea el
argumento para agredir los dos territorios más sensibles de la sociedad, la
educación y la salud.
El embuste implícito
a esta verdad con que ahora se nos abruma está originado, cuando menos,
en dos fuentes: quiénes son los albaceas de aquella supuesta verdad y
cómo se forjó la mentira de la que ahora quieren liberarnos. No obstante, ambas
fuentes confluyen en el hecho de que quienes ahora dicen revelarnos la verdad
son los mismos que estaban en condiciones, durante años, de desentrañar la
mentira. Me cuesta encontrar un solo responsable político actual de envergadura
que no haya estado comprometido con aquella ocultación, ni en el partido del
Gobierno ni en los principales de la oposición....
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