jueves, 15 de septiembre de 2011

Educación. "No somos delincuentes. ¿Y ellos?"

 Julia Rodríguez Pérez
Rebelión
Soy profesora de Secundaria. Funcionaria. Y no me arrepiento de ello. Tampoco tengo sentimientos de culpa. Es más, no estoy escribiendo esta carta con la intención de justificarme ni de dar explicaciones acerca de mi jornada laboral, las tareas que realizo o el sueldo que gano. Quien esté interesado acerca de esos detalles, que consulte los boletines oficiales. Lo digo más que nada para ir ahorrando tiempo y que quien guste de seguir la moda imperante de condenar a la hoguera a todo aquel que se dedique a la enseñanza no pierda unos preciosos minutos buscando argumentos y contra argumentos en este escrito.

Soy una trabajadora como otra cualquiera. Accedí al puesto que ocupo tras un considerable esfuerzo e inversión. A cambio, tengo un trabajo para toda la vida. No pido perdón por ello (siento decepcionarles de nuevo). Por el contrario, un trabajo estable es lo que considero que debería tener todo el mundo. También tengo exigencias y desventajas que no tienen otros trabajadores. Al respecto, he luchado desde que tengo uso de razón y seguiré luchando para que esas condiciones, así como las condiciones laborales de cualquier otro trabajador, mejoren.

Como trabajadora, cumplo con mis funciones y recibo un salario a cambio. No quiero no dar más horas de clase, quiero dar menos. Quiero que en los centros de enseñanza públicos haya mucho personal, muchos recursos, grupos pequeños, profesores que no atiendan a más de 50 alumnos diferentes... Quiero que mi jornada laboral sea razonable, entendiendo por razonable no que se me exprima al máximo posible, sino que me permita, además de trabajar, atender adecuadamente a mi familia, cuidar y educar a mis hijos, estudiar, viajar, ser más culta, descansar... Quiero tener dos meses de vacaciones como mínimo, yo y todos los demás trabajadores. Y que todos podamos disponer de residencias de tiempo libre públicas, de centros de formación públicos, de bibliotecas y ludotecas públicas en las que ocupar nuestro tiempo y crecer como personas. Públicas, digo, no gratis. Pagadas por todos y para todos, como es lo público.....

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