Julia Rodríguez Pérez
Rebelión
Soy profesora de Secundaria. Funcionaria. Y no me arrepiento de ello. 
Tampoco tengo sentimientos de culpa. Es más, no estoy escribiendo esta 
carta con la intención de justificarme ni de dar explicaciones acerca de
 mi jornada laboral, las tareas que realizo o el sueldo que gano. Quien 
esté interesado acerca de esos detalles, que consulte los boletines 
oficiales. Lo digo más que nada para ir ahorrando tiempo y que quien 
guste de seguir la moda imperante de condenar a la hoguera a todo aquel 
que se dedique a la enseñanza no pierda unos preciosos minutos buscando 
argumentos y contra argumentos en este escrito.
Soy una trabajadora 
como otra cualquiera. Accedí al puesto que ocupo tras un considerable 
esfuerzo e inversión. A cambio, tengo un trabajo para toda la vida. No 
pido perdón por ello (siento decepcionarles de nuevo). Por el contrario,
 un trabajo estable es lo que considero que debería tener todo el mundo.
 También tengo exigencias y desventajas que no tienen otros 
trabajadores. Al respecto, he luchado desde que tengo uso de razón y 
seguiré luchando para que esas condiciones, así como las condiciones 
laborales de cualquier otro trabajador, mejoren.
Como 
trabajadora, cumplo con mis funciones y recibo un salario a cambio. No 
quiero no dar más horas de clase, quiero dar menos. Quiero que en los 
centros de enseñanza públicos haya mucho personal, muchos recursos, 
grupos pequeños, profesores que no atiendan a más de 50 alumnos 
diferentes... Quiero que mi jornada laboral sea razonable, entendiendo 
por razonable no que se me exprima al máximo posible, sino que me 
permita, además de trabajar, atender adecuadamente a mi familia, cuidar y
 educar a mis hijos, estudiar, viajar, ser más culta, descansar... 
Quiero tener dos meses de vacaciones como mínimo, yo y todos los demás 
trabajadores. Y que todos podamos disponer de residencias de tiempo 
libre públicas, de centros de formación públicos, de bibliotecas y 
ludotecas públicas en las que ocupar nuestro tiempo y crecer como 
personas. Públicas, digo, no gratis. Pagadas por todos y para todos, 
como es lo público.....
 

 
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