Orlando Delgado Selley
La Jornada
Tras sucesivos encuentros entre los gobernantes de los países de la zona euro y los de Estados Unidos, en los que se mostraron opiniones divergentes sobre lo que debe hacerse para evitar que la crisis de deuda soberana y la parálisis estadunidense lleven al mundo otra vez a la recesión, Obama declaró que
la crisis fiscal europea está asustando al mundo. Reconoció que los gobernantes europeos
intentan tomar decisiones responsables, pero no están siendo todo lo rápidos que deberían.
La respuesta de los europeos ha sido inmediata, repitiendo los
señalamientos que habían hecho luego de la intervención de Geithner,
secretario del Tesoro de Estados Unidos, en la reunión de los Ministros
de Finanzas de la Unión Europea. Dramatizando han respondido diciendo
que
los desempleados griegos o los trabajadores irlandeses no fueron los que causaron la caída de Lehman Brothers, lo que es cierto. Pero lo relevante en este momento de la crisis no es quien la originó, sino cómo se resuelven los problemas que se enfrentan.
El fondo de la divergencia entre el gobierno estadunidense y los
gobiernos de la zona euro es sobre la tarea central para evitar la
recesión. Obama sostiene que lo fundamental es atender una urgencia
social básica: regresar al trabajo a los millones de desempleados. Los
europeos sostienen que, en cambio, lo central es que los países miembros
del euro cumplan en el mediano plazo con los requerimientos de
Maastricht: déficit fiscal equivalente al tres por ciento del PIB y
deuda pública máxima del 60 por ciento del PIB......
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