ConsumeHastaMorir – Ecologistas en Acción. en Viento Sur
Tan
sólo unas semanas después de los levantamientos populares en Egipto o
Túnez, Juan Luis Cebrián, consejero delegado del grupo Prisa, decía en
Nueva York que Twitter y Facebook son un buen instrumento para convocar
manifestaciones pero no para “el análisis y la comprensión de la
situación” [1].
El 15 de mayo, tras la cobertura que los medios de comunicación daban a la primera manifestación de los “indignados”, Twitter reproducía multitud de mensajes contra los medios convencionales: “No nos hacen falta, aquí está la realidad” decía uno de los 87.000 usuarios de las redes sociales que se calculan [2] han participado en la movilización cibernética del 15M.
Una red de 87.569 usuarios y 581.749 mensajes, con más de 200 páginas en Facebook y 200.000 seguidores, 70 palabras clave en Twitter y cotas de 500 mensajes breves (o tuits) por hora [3]. El 15M ha vuelto a poner a las redes sociales en el centro del debate, a pesar de que las acampadas y manifestaciones han mostrado la enorme presencialidad del movimiento y a pesar de que es evidente que una revuelta popular no sólo depende de los canales comunicativos en los que se apoya.
Cuando el movimiento 15M empezó a mirar a los barrios y planificar su existencia más allá de las acampadas, entre las distintas herramientas de gestión aparecieron aquellas pequeñas redes sociales que, como N-1, habían ido creciendo como alternativa frente a las grandes redes sociales. Si en Facebook o Tuenti es donde está la gente, ¿Por qué motivos el 15M comienza ahora a organizarse a través de una pequeña red como N-1?
El 15 de mayo, tras la cobertura que los medios de comunicación daban a la primera manifestación de los “indignados”, Twitter reproducía multitud de mensajes contra los medios convencionales: “No nos hacen falta, aquí está la realidad” decía uno de los 87.000 usuarios de las redes sociales que se calculan [2] han participado en la movilización cibernética del 15M.
Una red de 87.569 usuarios y 581.749 mensajes, con más de 200 páginas en Facebook y 200.000 seguidores, 70 palabras clave en Twitter y cotas de 500 mensajes breves (o tuits) por hora [3]. El 15M ha vuelto a poner a las redes sociales en el centro del debate, a pesar de que las acampadas y manifestaciones han mostrado la enorme presencialidad del movimiento y a pesar de que es evidente que una revuelta popular no sólo depende de los canales comunicativos en los que se apoya.
Cuando el movimiento 15M empezó a mirar a los barrios y planificar su existencia más allá de las acampadas, entre las distintas herramientas de gestión aparecieron aquellas pequeñas redes sociales que, como N-1, habían ido creciendo como alternativa frente a las grandes redes sociales. Si en Facebook o Tuenti es donde está la gente, ¿Por qué motivos el 15M comienza ahora a organizarse a través de una pequeña red como N-1?
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