Alejandro Nadal
La Jornada
La semana pasada la crisis económica atravesó un nuevo umbral. Los
líderesdel G-20 tuvieron que concluir su cónclave en medio de un estrepitoso fracaso. Mostraron que no sólo no pueden comprender la gravedad de la crisis, con niveles de desempleo no vistos en ocho décadas. También revelaron su incapacidad para reconocer que las respuestas basadas en políticas neoliberales han agravado el colapso económico y prolongado la duración de la crisis.
La cumbre en Cannes era vista por Sarkozy como el foro en que debía lucir su figura como uno de los principales artífices de la solución definitiva de la crisis del euro. La reunión debía mostrar que si el Grupo de los Veinte desempeña un papel importante en la gestión de la economía mundial (y de la globalización neoliberal), eso se debía en buena medida al liderazgo del francés. Eso le hubiera permitido arrancar su campaña electoral (hay elecciones presidenciales en Francia muy pronto) sobre la idea de que él es la mejor opción para resolver la crisis. El fracaso del G-20 muestra que la realidad suele ser cruel con los ambiciosos.....
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