Rebelión
No hace ni siquiera una semana
que se celebraba la Cumbre de la Eurozona de la que el presidente de la
Comisión Europea consideraba que resultaría el “acuerdo para salvar la estabilidad
del mundo”. Y, sin embargo, más le hubiera valido comerse su retórica
rimbombante a la vista del caos que se acaba de instalar en los mercados como
consecuencia de que el primer ministro del gobierno griego, Yorgos Papandreu,
ha hecho lo que no le quedaba más remedio que hacer a la vista de los acuerdos
de esa cumbre y de la presión popular que mantienen los ciudadanos griegos en
las calles.
En efecto, en esa cumbre se
llegó, entre otros, al acuerdo de aprobar un plan de rescate para la más que quebrada
economía griega por valor de 100 mil millones de euros. Era el segundo plan de
rescate para Grecia y esta vez, para garantizarse que las cosas se hacían al
gusto y ritmo de la troika (BCE, Comisión Europea y FMI) y con el único fin de
garantizarse la sostenibilidad del pago de la deuda, ésta exigía que Grecia
aceptara una supervisión permanente de la Unión Europea sobre las cuentas
helenas o, lo que viene a ser lo mismo, que pusiera a su democracia en estado
de excepción, desprendiéndose de su soberanía en materia fiscal y
presupuestaria y quedando condicionadas sus decisiones a la aprobación previa
de la delegación de la Unión Europea......
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