Xavier Vidal-Folch
El País
Las reacciones al golpe de timón
de Yorgos Papandreu dan pistas de cómo Europa puede salirse del embrollo:
arrollando. Los líderes han llamado a "acelerar" la aplicación de los
acuerdos de la última cumbre. Es una invocación ya clásica. Y no basta, porque las
decisiones del día 27 de octubre fueron insuficientes. Su efecto se evaporó en
pocas horas.
Si la eurozona quiere salvarse,
debe aplicar a lo monetario la doctrina militar de Colin Powell, elaborada por
EE UU tras el fiasco de Vietnam, consistente en que ante cualquier envite de
fuste, hay que oponer una fuerza de combate "overwhelming",
arrolladora, abrumadora, inapelable. Algo equivalente al "enfoque de
bazooka" que reclamó hace tres semanas David Cameron, parafraseando al
secretario del Tesoro norteamericano Hank Paulson en la inundación de liquidez
lanzada, con la Reserva Federal, tras la catástrofe de Lehman Brothers.
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