Rebelión
Contexto histórico y político.
En los últimos diez años la Universidad pública ha
sufrido una transformación sin precedentes. Después de la Transición, en los años
70 y 80 del siglo pasado, la
Universidad pública se expandió por todo el territorio del
Estado creándose nuevos campus, facultades y departamentos, o ampliándose los
existentes, para dar cabida y permitir el acceso a una educación superior a
toda una generación de jóvenes estudiantes nacidos durante el “baby boom” de
los años sesenta; una generación que buscaba acceder a unos niveles de estudios
y de formación superior a los que la gran mayoría de sus padres, la generación
anterior, no había podido acceder.
Por tanto, con la llegada de la democracia se
produjo también la masificación de la Universidad pública y la apertura de nuevos
campus y facultades en ciudades pequeñas donde antes no existían. Este modelo
pretendía sobre todo facilitar el acceso universal, para todo el mundo, a una
educación superior y de paso evitar que millones de jóvenes sin estudios
superiores engrosaran las filas de un paro creciente. Sin embargo, este modelo
de acceso masivo, fácil y barato, a los estudios universitarios pronto entró en
crisis. El número de estudiantes empezó a disminuir paulatinamente hasta
alcanzar mínimos históricos en la primera década del s.XXI. Por otra parte
muchos licenciados se empezaron a encontrar con la dura realidad del paro, o
con un puesto de trabajo que no se correspondía con los estudios que habían
realizado o que traicionaban sus expectativas laborales. ¡Un título
universitario ya no garantizaba un buen puesto de trabajo en los niveles más
elevados del escalafón social!
Con este panorama, a partir de los años 90 del
pasado siglo, como consecuencia esencialmente de un problema en la estructura
económica de España (muy dependiente del sector servicios, del turismo, y cada
vez más de la burbuja inmobiliaria), el mercado laboral ofrecía sobre todo
empleos de baja cualificación para los cuales no era necesaria ninguna formación
universitaria (y mucho menos una formación humanística) Al mismo tiempo, al
disminuir el número de alumnos a la vez que se ampliaban algunos campus y
servicios públicos asociados a la educación superior, las Universidades
comenzaron a tener problemas de financiación, los cuales no fueron compensados
ni con una mejora de la gestión y control públicos ni con un aumento de los
recursos por parte de las Administraciones Públicas responsables de las mismas:
los Gobiernos de las Comunidades Autónomas 1
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