Joaquín Estefanía
El País
De todos los datos que
proporciona trimestralmente la
Encuesta de Población Activa (EPA) del Instituto Nacional de
Estadística, y de forma mensual el paro registrado por el Ministerio de
Trabajo, el más lacerante -y es muy difícil escoger entre todos ellos- es el
desempleo de larga duración, compuesto por los que llevan más de dos años sin
disponer de puesto de trabajo y con escasas perspectivas de cambiar de
situación.
En la mejor de las
circunstancias, cuando uno lleva más de 24 meses cobrando el seguro de
desempleo, deja de hacerlo, pues este mecanismo es operativo para crisis
económicas menos largas que la que estamos sufriendo. A partir de ese momento,
el parado de larga duración solo tiene como alternativa acudir a la paga escoba
de 400 euros (mientras sobreviva a los recortes presupuestarios), las rentas de
reinserción de algunas comunidades autónomas o la beneficencia pública o
privada.
Las cifras publicadas el pasado
miércoles por el Ministerio de Trabajo no dejan lugar a dudas: 3 de cada 10
parados ya no cobran prestaciones de desempleo. De los 4,3 millones de
ciudadanos inscritos en los servicios públicos de empleo, más de 1,6 millones
están fuera de este seguro, que es como decir ausentes de este pilar protector
del Estado de bienestar. Esta cifra es un 6% menor que hace un año, unas
100.000 personas, lo que significa que mientras la coyuntura no cambie, cada
mes hay miles de personas (en una tendencia creciente) que salen del corazón
del sistema y se convierten en marginados.....
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