lunes, 14 de noviembre de 2011

De la deuda y otros problemas

José Antonio Rojas Nieto
La Jornada
 
Dice un amigo: Si pido prestado y quiero pagar, el problema es mío. Pero si pido prestado y no quiero pagar, el problema es de mi acreedor. Tiene razón. Lo peor que le puede pasar al sistema financiero internacional es que los deudores decidieran no pagar. De otra manera, el asunto es manejable. Frente a esto dice Perogrullo: lo que el mundo debe se lo debe al mundo.
 
¡Claro! ¡Brillante! ¿Cómo le haces para saber esto, le pregunto? Atento y solícito, Perogrullo me contesta: es obvio. ¡Claro que es obvio! Pero –me aclara, para que no me confunda– lo que un país debe no se lo debe a sí mismo. Se lo debe a otro. Aunque Estados Unidos que le deba a China… El mundo sí, pero cada país no. Hay países acreedores y países deudores. ¿De qué depende eso?, pregunto. Perogrullo guarda silencio. Toman su lugar muchos funcionarios públicos de todo el mundo. Y muchos empresarios también de todo el mundo, que exclaman a coro: ¡Qué irresponsables los gobiernos y las sociedades que se endeudan …y se endeudan… y se endeudan! ¡Pobres de sus pueblos!

Pero a muchísimos de esos funcionarios –si no es que a todos– hace unos años se les escuchó alabar el crecimiento brutal de Estados Unidos y de Europa, y de China, y de la India y del mundo en general. No obstante, no podían ocultar el crecimiento similarmente brutal del crédito, hipotecario y al consumo, primordialmente, que operaron como palanca emergente para impulsar el crecimiento mundial......

No hay comentarios: