Guillermo Almeyra
La Jornada
La Jornada
El socialista Giorgios
Papandreou no quiso pasar a la historia de Grecia como el hombre que
anuló la soberanía nacional para salvar a los banqueros y aceptó un
estatus semicolonial para su país, con funcionarios extranjeros que
controlarían su economía y su política. Para salvar su responsabilidad
pidió un voto de confianza en el Parlamento y, sobre todo, convocó para
diciembre un referéndum popular para que la ciudadanía decida si acepta o
no el plan que, a costa de los griegos, permitiría a los grandes
banqueros salir del brete donde se metieron. Después, tras perder su
mayoría absoluta en el Parlamento y bajo presión franco-alemana, anuló
el referéndum y tratará de formar un gobierno de unidad nacional con la
derecha, aún más débil y desprestigiado que el actual. La Unión Europea
(léase los capitales franco-alemanes y sus agentes gubernamentales),
ante esa crisis, abandona a Grecia a su suerte (que la llevará, casi
seguramente, a la cesación de pagos de la deuda, a la salida de la zona
euro, la creación de una moneda propia y la devaluación de la misma –y,
por consiguiente, de los ingresos de los griegos– y que podría llevarla,
incluso, a una revolución).
Recordemos que Estados Unidos salvó a México, que tenía entonces
menos de 100 millones de habitantes, con 55 mil millones de dólares
durante la crisis llamada Tequila. Grecia, con cerca de 12 millones de
habitantes, no pudo ser salvada ahora por una inyección de más de 200
mil millones de euros (280 mil millones en dólares). ¿Qué pasará
entonces con países europeos grandes y poblados, como Italia y España,
cuyas economías se tambalean y a los que los respectivos gobiernos
aplican sangrías de caballo que las deprimen aún más? Si la Unión
Europea no toma rápidamente grandes medidas preventivas, el derrumbe
sucesivo de Italia, España y Portugal y el probable abandono del euro
por los italianos, como prevé Paul Krugman, premio Nobel de Economía,
podría resultarle fatal......
No hay comentarios:
Publicar un comentario