sábado, 5 de noviembre de 2011

La dificultad para manejar nuestros desacuerdos

Raúl Zibechi
La Jornada
 
Cuando millones de personas en todo el mundo empiezan a ocupar los espacios públicos, calles y plazas, edificios abandonados por el mercado y edificios de instituciones estatales, aparecen nuevos debates que afectan, de modo casi inevitable, a las fuerzas que luchan por un mundo nuevo. En meses recientes se han hecho visibles serias contradicciones que afectan a los movimientos tanto del centro como de la periferia, a los que actúan tanto en países gobernados por fuerzas conservadoras como de izquierda.
 
Por momentos, el carácter de esas contradicciones parece revivir viejos debates entre socialdemócratas y comunistas, entre estalinistas y trotskistas, o entre los partidarios de la vía armada y la electoral. Algo de eso sucede, pero afloran además divergencias que los movimientos antisistémicos no han resuelto y que amenazan con neutralizar las luchas en curso. No sólo se trata de divisiones más o menos serias y profundas, sino que esas divisiones a menudo revelan la existencia de objetivos opuestos en un contexto en el cual nadie tiene una estrategia para hacer realidad la célebre consigna Otro mundo es posible.....

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