Vicenç Navarro
http://www.vnavarro.org/
Este artículo cuestiona la
visión idealizada de la democracia española que presenta el
comportamiento de las instituciones representativas como resultado del
mandato que la ciudadanía ejerce a través del proceso electoral en el
que se asume que cada ciudadano votante tiene la misma capacidad de
incidencia en la gobernanza del país. Tal visión ignora que tanto el
sesgo electoral que favorece a las fuerzas conservadoras, como el
contexto en el que se desarrolla tal proceso, traduce la enorme
influencia que las fuerzas conservadoras, así como grupos de presión
dentro de ellas (tales como la banca dentro y fuera de España) ejercen
en configurar las políticas de aquellas instituciones. El artículo
indica que la mayor causa de la reducción de la democracia española no
se debe tanto a factores externos (como la presión de los mercados
financieros) sino a la distribución de poder económico-político dentro
de España con un sistema democrático poco representativo. Las políticas
actuales realizadas por el gobierno Zapatero así como las que
desarrollará el gobierno Rajoy no corresponden a un mandato popular,
puesto que el proceso electoral no refleja el mandato de la mayoría de
la ciudadanía española.
Existe una visión de la democracia que
la considera el sistema político que iguala a todos los ciudadanos ante
las urnas en el día de las elecciones. El voto del banquero, por
ejemplo, cuenta tanto como el voto del trabajador. Es un voto por
cabeza. La democracia se presenta así como el sistema político que
permite expresar las opiniones de cada ciudadano dándole igual peso a
través del proceso electoral. Javier Pérez Royo, en su artículo “La
erosión de la Igualdad” (El País. 12.11.11) subraya tal característica
igualadora de la democracia española indicando que esta característica
queda amenazada cuando las decisiones de los elegidos, los
representantes de la ciudadanía, responden a influencias exteriores,
tales como los mercados financieros, que rompen con este principio de
igualdad, pues su poder es enorme y fuerza a que los representantes
tengan que tomar decisiones en contra del deseo popular. Javier Pérez
Royo alerta de que tales factores externos están reduciendo la
democracia española a unos niveles insoportables.
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