Rebelión
Este texto es no es más que un intento de recoger por escrito
reflexiones varias surgidas al calor de múltiples debates en diversos
contextos y forma parte de un trabajo más amplio en preparación. Surge
en este momento de ilusión del 15-M (esto es esperanza, y no la
presidenta), pero se engarza con historias que venían de mucho antes. No
es un texto acabado, redondo, con principio y fin. Es poco más que un
borrador que recoge debates que hemos ido teniendo y lanza ideas para
debates futuros. Es un texto que se lanza para el diálogo, para sentarse
en una plaza y debatir, por eso no va maqueado ni pulcramente
planchado; o sea: perdonad los posibles gazapos, los puntos suspensivos,
y los argumentos a medio cocinar.
1. La crisis, ¿qué crisis?
1. La crisis, ¿qué crisis?
El
estallido financiero se ha adueñado de la concepción única y absoluta
de “LA CRISIS”. Desde perspectivas críticas, llevábamos años denunciando
que el proceso de valorización de capital se lograba mediante la puesta
a disposición de dicho proceso del conjunto de la vida (humana y no
humana). Es decir, convirtiendo la vida y sus necesidades en un medio
para el fin de acumulación de capital; en el mejor de los casos, en el
peor, la vida constituía un estorbo y lo más rentable era destruirla. A
esto lo habíamos denominado conflicto capital-vida. Con esta expresión
nos referíamos al tipo de vida que construye el capitalismo (qué formas
de vida y qué dimensiones de la vida resultan rentables, productivas
–por la doble vía de la producción o del consumo-), y a las dimensiones
de la vida que no son rentables, que sobran, o a las vidas enteras que
no eran rentables, que sobraban. En el proceso de financiarización de la
economía, este conflicto se había agudizado, al producirse una parte
creciente del proceso de valorización con una desconexión tremenda de
los procesos vitales mismos.
En ese sentido, decíamos que el
proceso de valorización se había dado a costa de la explotación del
planeta (de la vida no humana). Y también a costa de poner la vida
humana al servicio del proceso de acumulación, tanto en el Sur global
como en el Norte global (si bien esta explotación tenía características e
intensidades muy diversas). Esto había conllevado serios ataques a los
procesos vitales, que veníamos luchando que se reconocieran como crisis
profundas, sistémicas y acumuladas. Así, hablábamos respectivamente de
una crisis ecológica (global); una crisis de reproducción social que
afectaba al conjunto de expectativas de reproducción material y
emocional de las personas en el Sur global; y una crisis de los
cuidados, que afectaba a una dimensión concreta de las expectativas
materiales y emocionales de reproducción (los cuidados) en el Norte
global.......
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