Sami Nair
El País
Es muy fácil atacar hoy a
Papandreu: los medios de comunicación, las élites políticas dirigentes y los
bancos coinciden en tacharlo de irresponsable, de pirómano prendiendo fuego a
la casa europea. Sería Grecia un país que se niega a hacer las
"reformas" requeridas (por supuesto de manera imperante y casi
dictatorial por el eje franco-alemán), Papandreu se revelaría muy ingrato por
adoptar una actitud que pone en peligro el euro y, según palabras del
inenarrable presidente de la
Comisión de Bruselas, José Manuel Durão Barroso, ¡a toda
Europa! Con lo cual, el encuentro del G-20 del 3 y 4 de este mes se transformó
en un tribunal de juicio al jefe del Gobierno griego. Y es lo que ocurrió en
Cannes.
De hecho, la realidad europea se
vuelve cada vez más surrealista. Para entender lo que está sucediendo,
necesitamos volver al inicio de la película, dado que el olvido es el arma
principal de la inmensa manipulación tramada por los poderosos de hoy en día.
Hemos asistido a una crisis económica provocada por el capitalismo financiero
desatado, una deuda europea incrementada a causa de las ayudas financieras
aportadas por los Estados a los bancos en quiebra (sin que se sepa hasta qué
punto estos bancos poseen activos tóxicos), una recesión económica alimentada
por los Estados por rechazar el relanzamiento económico basado en incentivos
fiscales, una política del euro fuerte en Europa (Mario Draghi acaba de bajar
los tipos de interés, pero eso no tiene significado estructural) que sigue
debilitando a los más débiles y, en nombre de un pacto de estabilidad europeo
dogmático y contraproducente, la obligación de adoptar medidas de
privatización, acabando definitivamente con los restos del Estado social....
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