Público
“El 15-M es emocional, le falta pensamiento. Con emociones sólo, sin pensamiento, no se llega a ninguna parte”
Zigmunt Bauman
Saben los neurobiólogos que las pasiones residen en nuestro cerebro
más primitivo. Toda decisión “racional” es antes “emocional”. Para
contrarrestar una emoción negativa es menester tener “una emoción
positiva muy fuerte”. No es una apuesta por la irracionalidad. Lo es por
una “razón emocionada” para salir de las trampas de un mundo que dice
que la protesta es terrorista, la risa subversiva, los parados
perezosos, los estudiantes revoltosos y las mujeres reivindicativas,
aligeradas.
Disfrazarse de payasos para manifestarse contra los recortes
sociales lleva a que las cargas de los antidisturbios validen no
solamente el capital financiero, sino también la imagen de verdugos de
Fofó y Miliki. Emocionalidad bien inteligente.
La izquierda sólo ha entusiasmado cuando se atrevió a brindar un mundo diferente, siempre poco concretado. “Libertad, igualdad y fraternidad” en la revolución francesa, “tierra y libertad” en la revolución mexicana, “pan, paz y trabajo” en la revolución rusa o “patria, socialismo o muerte” de los procesos cubano y venezolano. ¿Puede acaso hoy tumbarse la jaula de hierro del consumismo sin emocionar a quien va a serrar los barrotes?
El 15-M ha sido capaz de lograr lo imposible para ninguna internacional anterior: convocar la primera manifestación global contra el modelo capitalista. Un G-90.....
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