Eduardo Montes de Oca
Bohemia
¿Tenía razón Thomas Malthus al pronosticar, en 1798, que la capacidad
del hombre para reproducirse iba a sobrepasar su habilidad para producir
comida, lo que provocaría una hambruna y un recrudecimiento del proceso
de selección natural de las especies, entiéndase guerras en el caso del
homo sapiens?
Ante la interrogante, que tomo casi textualmente de
una influyente agencia de prensa, los optimistas recuerdan que la
revolución industrial y su impacto en la agricultura han frustrado esos
vaticinios, a pesar de que la humanidad se ha duplicado una y otra vez.
Otros se acogen al cartesiano recurso de la duda. Aunque advierten que
los aumentos históricos de la población no han resultado catastróficos a
escala económica, como para salvar la honrilla, “por si acaso”, apuntan
que posiblemente Malthus se haya equivocado… solo en unos cuantos
siglos.
¿El argumento de los últimos? La conjunción de la danza
vertiginosa de los precios y el que los habitantes del orbe suman hoy
siete mil millones, un crecimiento de dos mil millones en menos de 25
años. Y si bien en más de seis décadas, aducen cautelosos, la tasa de
fertilidad global se ha reducido a la mitad, lo que en estadísticas
equivale a dos niños y medio por mujer, no se puede prever que la
cantidad de almas se estabilice en nueve mil millones, 10 mil millones o
15 mil millones en la presente centuria, porque ello dependerá de lo
que ocurra en los países en desarrollo, sobre todo en África, la región
de mayor natalidad....
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