Diagonal
El autor, profesor de la Universidad Complutense,
hace un llamamiento para que las bibliotecas sigan siendo públicas. Un derecho
a la cultura recogido en la Declaración Universal de Derechos Humanos (arts.
22 y 25) y que se encuentra amenazado en el momento actual. Las bibliotecas,
"en épocas de crisis, sirven de refugio a millones de ciudadanos",
explica, entre otras cosas, este artículo.
La crisis a la que nos ha
conducido el capitalismo de casino que vivimos va acompañada de un discurso
reaccionario según el cual parece ser que es muy costoso mantener los derechos
de los ciudadanos. Así, el trabajo decente es un privilegio, según nos
recuerdan continuamente; la sanidad y la educación han pasado a ser un lujo
insostenible de ciudadanos consentidos por gobiernos bondadosos que nos han
estado manteniendo a la sopa boba; los funcionarios, una carga insoportable;
las pensiones, en el futuro no podrán mantenerse. El derecho a la cultura y a
la información, en este contexto, ya parece un lujo extravagante.
Se trata de un ataque al Estado
del bienestar que viene ya de lejos y que se sustenta en una serie de falacias
que autores como Vicenç Navarro han ido desmontando. En España el nivel de
gasto social está por debajo de la media de la Europa de los 15, los
países de “nuestro entorno” con los que debemos medirnos (España tiene un nivel
de riqueza del 94% del promedio de la
UE-15 y su gasto público social es sólo un 74%, según
publicaba Navarro hace unos días); lo mismo ocurre con el número de
funcionarios y otros indicadores del estado del bienestar, estado que es
producto de una serie de luchas históricas para conseguir unos derechos
sociales que permitan un nivel de vida digno, como proclama la Declaración Universal
de Derechos Humanos (arts. 22 y 25)......
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