Juan Fco Martín Seco
República.com 
Las crisis económicas -y por supuesto la actual- están circundadas de
 todo un cúmulo de mitos que sirven para ocultar la realidad. Se suele 
hablar de ellas como si se tratase de terremotos, huracanes o 
inundaciones, fuerzas de la naturaleza, imposibles de prever y 
controlar. Se utiliza para eludir culpabilidades y conseguir que los 
ciudadanos acepten como necesarias medidas que en otras circunstancias 
jamás asumirían. Lo cierto es que sí tienen culpables y, es más, la 
responsabilidad puede extenderse hacia atrás en el tiempo en un plazo 
muy prolongado. La responsabilidad de la crisis que padecemos hoy no se 
puede restringir únicamente al Gobierno de Rajoy, ni siquiera al de 
Rodríguez Zapatero, hay que remontarse también a los de Aznar, e incluso
 a los de Felipe González. La causa de los graves problemas actuales se 
encuentra en buena medida en la Unión Monetaria y en el Tratado de 
Maastricht. Pero lo que sí es, sin duda, de responsabilidad exclusiva de
 los Gobiernos de Rajoy y de Zapatero es la respuesta que se está dando a
 la crisis.
Se maneja otra fábula, la del golpe en el pecho, achacando el origen 
de las dificultades presentes a que todos hemos vivido en el pasado por 
encima de nuestras posibilidades. Dicho así parece una estupidez, porque
 dónde está el límite de las posibilidades de cada uno. Desde luego, no 
se puede aplicar al sector público, que con anterioridad a la crisis 
presentaba superávit; y en cuanto al sector privado, el reparto en la 
época de aparente prosperidad ha sido muy desigual. La distribución 
funcional de la renta ha evolucionado a lo largo de todos esos años en 
contra de la retribución de los trabajadores y a favor del excedente 
empresarial. Son los precios los que han subido por encima de los 
precios alemanes y no los salarios reales, que se han mantenido por 
debajo.
 

 
No hay comentarios:
Publicar un comentario