Albert Recio Andreu
Mientras Tanto
I
De nuevo volvemos a estar en el precipicio. Más bien, agarrándonos a 
los últimos salientes para evitar la caída definitiva. Y de nuevo es el 
sector financiero el principal origen de las mayores preocupaciones. 
Desde el crash de Lehman Brothers hemos asistido al hundimiento sucesivo
 de economías nacionales y a la intervención pública masiva en los 
mercados financieros. Ni las economías más afectadas esgrimen síntomas 
de mejoría, ni los problemas del sector financiero han desaparecido. Las
 tensiones en los mercados financieros han sido continuas y a estas 
alturas resulta evidente que lo de salvar a los bancos para dar liquidez
 a la economía real era un cuento bastante parecido al de la lechera. A 
pesar de las masivas inyecciones de capital que en muchos países se 
realizaron a los grandes bancos los problemas del sistema bancario no se
 han solucionado. Sólo se ha podido retornar un 20% de las ayudas 
recibidas (nada que ver con el rescate de los bancos suecos a principios
 de los noventa) y el rosario de bancos que han vuelto a presentar 
problemas graves (Dexia, JP Morgan, Barclays...) va creciendo cada 
semana. El fracaso de las sucesivas evaluaciones y tests de estrés 
practicados a la banca europea es una buena muestra de la capacidad de 
las instituciones financieras para eludir controles serios, o de la 
dificultad de realizar una evaluación sensata de riesgos en el 
enmarañado mundo de las finanzas.
 

 
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