Gabriel Flores
EconoNuestra
Monti y Rajoy, apoyados por Hollande, 
tuercen el brazo de Merkel y abren la puerta a nuevos planes para salvar
 el euro, estimular el crecimiento y reforzar la unidad europea. Con más
 o menos palabras y acentos, esa es la tesis que domina los análisis de 
la última cumbre europea.
Hay otra forma de ver lo sucedido. La 
“Declaración de la cumbre de la zona del euro” de 29 de junio de 2012 no
 mejora en nada la precaria situación y la inestabilidad que padecen las
 economías del sur de la eurozona. Merkel aguanta el pulso. Y al cabo, 
el rigor en las políticas de austeridad y la falta de pulso económico 
seguirán dominando el escenario europeo y la salida de la crisis que 
defienden e imponen las instituciones europeas y los mercados.
Entre medias de esas dos versiones, todo
 tipo matices con los que hacerse una idea sobre lo aprobado en la 
reciente supercumbre de 28 y 29 de junio de 2012 y todos los mimbres con
 los que construir una opinión propia. En muy poco tiempo los mercados 
darán o quitarán razones a propósito de las dosis de estabilidad y 
confianza que aportan las medidas que se acaban de aprobar. Mejor no 
apostar demasiado sobre lo que va a ocurrir. Lo más probable sigue 
siendo que las deudas soberanas de Italia y, más aún, de España vuelvan a
 ser sometidas en las próximas semanas a la presión y los vaivenes de 
unos mercados capaces de convertir en negocio la fragilidad de la 
eurozona y amenazar la supervivencia del euro. La pelota está en el 
tejado y caerá por cualquier lado; puede, incluso, que siga ahí arriba 
durante algún tiempo, prolongando riesgos e incertidumbres......
 

 
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